domingo, 27 de noviembre de 2011

Sobre la libertad

La muerte (el olvido).
El hambre (infranqueable).
La enfermedad  (la resignación)
El dolor... (la impotencia) (el desamparo)

I-ne-vi--TABLE



La salvación es libertad.
La libertad, abrazar el miedo y hacerlo propio. Abrazar el miedo, acariciarle sus pelos y susurrarle al oído cariñosamente: "Que tengas un buen día".

La libertad... 
Amar el hambre, la muerte y la enfermedad. Hacerles el amor y traerles desayuno a la cama.
Jurarles fidelidad eterna con graciosa redundancia.

La libertad...
Bienvenir lo negro de blanco, o mejor aún: de rosados, verdes y amarillos alegres.


El pasado es un árbol con ramas de abuelos y bisabuelos, padres y hermanos...
y la libertad está en podarlo grotescamente, con el descontrol más lúcido, con las tijeras más frías e inescrupulosas (como el hielo)... podar (pero nunca cortar), para que las ramas se limpien y el sol atraviese el follaje y nos bañe con sus doblones de oro tibio.



La libertad es dejar de sentir el tiempo, pero sin olvidarlo.
Congelar el pensamiento para multiplicar infinitas veces cada experiencia... entregarse sin culpa al sentimiento puro, a lo esencial.

Respirar y detener la elasticidad temporal en que proyectamos o recordamos nuestra existencia.