La pampa, el sol, el viento
el agua, el agua fría,
tan fría que se olvida
que ahora fluye como el tiempo
suavecito el movimiento
sus faldas ríen al bajar
como si quisieran bailar
al ritmo de la gravedad
el sol canta su soledad
derritiendo piedras en mar
Y cuando el caudal se anima
el guardián no puede dormir
no descansa hasta oir reír
la porfía de allá arriba
en la altura de la cima
serpentea embriagado
taciturno el condenado
al recuerdo que le insiste
que el monte ya no se viste
con el blanco del pasado
¡El río viene morado!